Dolores de cabeza y fatiga constante, son algunos de los síntomas. Estudios demuestran que en un entorno en el que se prioriza el bienestar de los empleados se alcanzan altos niveles de productividad.
Aunque muchas empresas creen que trabajar más horas aumenta la productividad y los ingresos, la realidad es que el cansancio, la ansiedad y el estrés laboral, combinados con las preocupaciones personales, suelen reducir el rendimiento de los trabajadores.
Por el contrario, diferentes estudios demuestran que en un entorno en el que se prioriza el bienestar de los empleados se alcanzan altos niveles de productividad. Las empresas que toman en serio la salud mental y el equilibrio entre la vida laboral y personal observan mejoras notables en el compromiso, sentido de pertenencia y el desempeño de sus equipos.
Para muchos expertos, lo anterior resalta la necesidad de una transformación cultural, en la que la empatía y el bienestar emocional se convierten en pilares fundamentales de la gestión empresarial.
Según indicadores de la Ocde, Colombia se destaca por tener una de las jornadas laborales más largas del mundo y, al mismo tiempo, una de las tasas más altas de improductividad.
Además, el Ministerio de Trabajo informó que el 80 % de los trabajadores en el país experimentan niveles elevados de estrés laboral, lo que resalta la desconexión entre el tiempo trabajado y la eficiencia real.
Una de las principales razones es la sobrecarga de trabajo. Cuando una persona se enfrenta a una cantidad excesiva de tareas, plazos ajustados o expectativas inalcanzables, puede experimentar una presión constante para cumplir con todo lo solicitado. Esta situación provoca ansiedad y agotamiento, afectando tanto su salud mental como física.
Otro factor importante es la falta de control o autonomía en el trabajo. Cuando los empleados sienten que no tienen influencia sobre las decisiones que afectan su trabajo, o no cuentan con la libertad para organizar su tiempo y tareas, pueden sentirse impotentes y frustrados. La rigidez en las reglas o en la toma de decisiones puede amplificar esta sensación de malestar.
Las relaciones interpersonales en el entorno laboral también juegan un papel crucial. Los conflictos con compañeros, superiores o clientes generan tensión y pueden provocar una atmósfera hostil. El acoso, las críticas constantes o la falta de apoyo social en el trabajo intensifican el estrés, haciendo que la persona se sienta sola o desvalorizada en su entorno.
“Para transformar esta situación no solo se requieren políticas públicas, sino también un cambio de mentalidad y conciencia por parte de los líderes. Crear entornos laborales saludables va más allá de una moda porque impacta directamente en la creatividad y la eficiencia, generando beneficios a largo plazo tanto para los empleados como para las organizaciones”, explica Jackeline Henao, fundadora y directora de Team Consultor, una consultora de comunicaciones holística.
En este contexto, la formación continua para los líderes empresariales es fundamental. “Aquellos líderes que estén preparados para reconocer y gestionar los desafíos emocionales dentro de sus equipos serán los que logren consolidar culturas laborales más resilientes y eficientes”, agrega Henao.
Para ella, es esencial que los sistemas de salud consideren la salud mental con la misma importancia que la salud física. Los sistemas de atención deben estar preparados para abordar y apoyar adecuadamente a las personas que buscan ayuda para problemas de salud mental. Solo a través de un enfoque integral que valore y atienda ambos aspectos de la salud, se podrá construir un entorno laboral más equilibrado y productivo.
Los síntomas comunes de estrés laboral
Cuando una persona experimenta estrés laboral, a nivel físico, puede experimentar dolores de cabeza, fatiga constante, problemas para dormir o tensión muscular. Estos síntomas suelen aparecer con mayor frecuencia cuando se enfrenta a jornadas laborales prolongadas o a situaciones laborales intensas.
Además, pueden surgir problemas digestivos, falta de apetito o incluso aumento en la presión arterial, todo como resultado de la tensión acumulada. En el aspecto emocional, dicha persona también puede mostrar irritabilidad, cambios de humor repentinos o sentirse desmotivada. La ansiedad, la dificultad para concentrarse y la falta de entusiasmo por tareas que antes disfrutaba son señales de que algo no está bien.
Según expertos, como alternativa para promover la salud mental de los trabajadores y mejorar la integración entre la salud mental y física en las empresas y el sistema de salud, es crucial implementar un enfoque que fomente el bienestar integral con actividades que permitan la conexión con el momento presente, a través de programas de meditación guiada, talleres de inteligencia emocional y espacios de diálogo entre colaboradores y directivos.
Además, las empresas deben desarrollar políticas que equilibren la vida laboral y personal, ofrecer programas de manejo del estrés y crear una cultura de apoyo a la salud mental. Simultáneamente, el sistema de salud debe garantizar que la atención mental reciba igual prioridad que la atención física, ampliando la cobertura, formando profesionales especializados y mejorando el acceso a servicios de apoyo psicológico.
“Esta combinación de esfuerzos permitirá abordar de manera integral los desafíos que enfrentan los trabajadores y mejorar su bienestar general lo que terminará por beneficiar la productividad de las empresas y al largo plazo el desarrollo económico del país”, explicó Henao.
Fuente: MSN.